Cuándo empezar a cobrar como organizadora

Esta pregunta sale mucho en mis mentorías a organizadoras profesionales o futuras organizadoras profesionales. Yo misma me la hice en su día y he ido cambiando mi punto de vista sobre el tema.

Cuando te encanta ordenar, sientes que es lo tuyo, y empiezas a ayudar a otros o otras en su orden, puede que no quieras cobrar. O que no quieras cobrar todavía. Porque sientes que lo haces como hobby y no profesión, porque es una cosa que te gusta, porque estás en prácticas, porque tienes miedo de que la otra persona no quede contenta… 

Yo empecé de adolescente a ordenar en casas de familiares y amigos. Iba periódicamente, poníamos la habitación patas arriba, y la dejábamos luminosa y despejada. Era un gusto y tengo estos recuerdos muy vivos. En cada casa he aprendido y he crecido como organizadora. Mucho más tarde, a los treinta años, empecé a cobrar. ¡Qué nervios sentí la primera vez! Pero qué gratificante y nutridor fue. Viéndolo con perspectiva, creo que tendría que haber empezado a cobrar mucho antes.

Yo te animo a que cobres. Sí. Cuando tú lo sientas, claro, pero muy desde el principio. En serio. No esperes a ser una Marie Kondo mastercrack para pedir dinero a cambio del orden. Te cuento por qué:

  • “Es mi hobby”. Ok, pero estás haciendo un servicio y un trabajo, aunque tengas otra fuente de ingresos principal.

  • “No cobro porque disfruto haciéndolo”. Para mí, trabajo no es sinónimo de tortura. Así que el hecho de que disfrutes algo no significa que no puedas cobrar por ello. Todas y todos deberíamos disfrutar haciendo nuestro trabajo.

  • “No sé mucho todavía”. Lo comprendo. Todas hemos empezado así. ¡Pues cobra menos, cobra poquito! Pero recibe algo a cambio por tu tiempo y esfuerzo y acostúmbrate a recibir.

  • “Me da corte el dinero. Prefiero el trueque.” Yo tengo mis reticencias con el trueque porque puede ser que, con toda la buena intención, te ofrezcan algo que no necesitas, y al final no te sientas pagada. Y encima con algo en casa que no quieres.

Hay otro motivo que para mí es definitivo. Cuando tú ordenas como favor, creas un karma de deuda. La otra persona te debe algo, aunque las dos penséis que no, y se crea un círculo de energía cósmica muy rara. En un plano más sutil, pero yo lo veo así. Además, desde el punto de vista práctico, puede ser que la otra persona quiere que vuelvas otro día a su casa, pero como se lo haces “como favor”, no se atreve a pedírtelo para no abusar. En cambio, si cobraras, aunque fuera simbólico, la otra persona te podría pedir una sesión con total libertad.

Si este tipo de dudas te impiden ordenar más allá de tu casa y seguir disfrutando de tu pasión, que sepas que lo puedes trabajar conmigo en una sesión de mentoría. Tienes la información en mi web de las mentorías online, para apasionadas del orden que necesitan estructura, seguridad o acompañamiento para salir del armario a ordenar. :) 

¿Cuánto hace que cobras? ¿Qué te impide empezar a cobrar? ¿Te frena algún miedo o juicio sobre tu capacidad?Gracias por comentar.

Siguiente
Siguiente

Ordenar el espacio de teletrabajo