Gana espacio en tu mente

A muchas personas nos gusta hacer listas para organizarnos mejor el día a día y no olvidarnos de nada. Tenemos una agenda, y además varias listas donde vamos apuntando sobre la marcha nuestras obligaciones, lo cual nos da sensación de control; y vamos tachando las tareas a medida que las completamos, lo cual nos da sensación de productividad. 

Pero las listas pueden tener dos caras. La cara oculta de hacer listas, a mi entender, es la frustración de no acabar de tacharlo todo nunca. Siempre quedan cosas por hacer y pasar al día siguiente, lo que nos transmite un mensaje de no llegar a todo que nos agobia y no nos deja disfrutar de la vida plenamente. Está estudiado que la mayor parte del tiempo, nuestra mente está ocupada recordando cosas que queremos/debemos hacer, en vez de estar en el presente y tener grandes ideas, que es para lo que en realidad está diseñada.

Hace unos años yo funcionaba con varias listas de cosas pendientes que iban creciendo automáticamente y expandiéndose. Aunque cada lista tenía su título y las tenía todas juntas en mi escritorio, yo quería descubrir la forma de mejorar y tener mis tareas todavía más ordenadas. Probé libretas, agendas, apps,... y nada me acababa de convencer. Busqué sistemas y me leí el libro Organízate con eficacia, de David Allen. En su método, llamado Getting Things Done (GTD), Allen hace algunas reflexiones interesantes sobre nuestra percepción del tiempo y nos da un paso a paso para cambiar nuestro sistema de listas. O más bien, nuestra falta de sistema de listas. 

Ya te digo ahora que el método no me convenció en absoluto. Lo practiqué durante meses y lo dejé. Peeero, lo que me ayudó muchísimo es el ejercicio que comparto contigo a continuación, que te va ayudar a vaciar tu cabeza de obligaciones, de listas y de recordatorios, y rebajar considerablemente tu nivel de estrés.

Vamos allá. Búscate un rato para ti, sin interrupciones, apaga la música y silencia el móvil. Coge papel y boli o el ordenador y escribe en forma de lista todo lo que tengas pendiente de hacer, tanto en el campo personal como en el profesional. Puedes apuntar gestiones, como llevar el coche al mécanico; recados, como ir a cambiar los zapatos a la tienda; mejoras en tu vida sin fecha concreta, como comer más sano; o sueños de futuro, como hacer un viaje a Noruega a ver ballenas. Todo lo que vivas como pendiente. Las gestiones que puedas solucionar en menos de dos minutos (como preguntarle a Raquel el nombre de la casa rural) no las apuntes. Hazlo en el momento y ya está.

Cuanto más vayas apuntando, más cosas te irán viniendo a la cabeza. A los días siguientes de empezar la lista, te irás acordando de más tareas. Apúntalas y vacía tu cabeza. Tu lista puede llegar a tener entre 60 y 300 elementos fácilmente. Es importante que te des cuenta del número de tareas pendientes que ocupan tu cabeza y tu tiempo cada día. Una buena idea es enumerar cada punto de la lista a medida que vas anotando, así te ahorras hacer recuentos.

Me acuerdo perfectamente del día en que hice la lista. Estaba sentada en la mesa del comedor y me entraba luz por la ventana. Iba apuntando y sintiendo angustia al pensar que tenía tantísimas cosas que hacer y no las estaba haciendo, porque estaba sentada haciendo la lista : D. Así estaba yo.

¿Por qué me gustó este ejercicio?

  • Vi apuntadas en un único lugar todas mis cosas que hacer.

  • Me dio tranquilidad saber que estaba todo apuntado y que no iba a olvidar nada.

  • Sentí agobio cuando apuntaba, pero un alivio enorme cuando acabé, en los días posteriores y todavía hoy.

Lo que me ultraencantó de este ejercicio es que vacié mi mente. Dejé de tener los recordatorios constantes en la cabeza y noté mucho espacio. Espacio para tomar decisiones, como la tontería de qué hacer de cena cada noche. Me di cuenta de lo ocupada que había tenido la cabeza en tareas, y cómo “vaciarla” me enfocó y me hizo más productiva.

Ahora que has completado tu lista, “vaciado” la cabeza y tienes todas las tareas juntas, podemos ponernos a ordenar. ¿Te suena? Igual que cuando organizamos nuestros objetos: vaciamos totalmente, recopilamos, descartamos y finalmente ordenamos. Hacemos una limpieza a fondo del espacio y luego colocamos los elementos de la forma más práctica. 

En el artículo siguiente, "Mis cinco listas para mantenerme organizada", te cuento qué hacemos a continuación paso a paso. ¡Resiste a la tentación de hacer sublistas listas y categorías! Deja la lista como está. De momento solo ve añadiendo las obligaciones que debas cumplir a la lista, tacha lo que completes y disfruta de una mente más despejada y espaciosa.

¡Gracias!

Dime en los comentarios: ¿Cuántos elementos te han salido? ¿Has descubierto algo? ¿Cómo te sientes ahora?

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